Me gusta el olor a sangre pero mis deseos extraños no pueden considerarse halagos a menos que hablemos de un licántropo seducido por un inmortal vampiro. Tal vez esa persona este rodeada de personas pero y ¿si no se siente escuchado? Dramas mal escritos nadie los tomara en cuenta.
Los regalos lujosos son los más fáciles de hacer, creo que muy en el fondo todos tenemos complejo de Midas. Un día desperté para darme cuenta que el simple hecho de vivir nos hace únicos, nuestras acciones alimentan nuestra alma, esta persona piensa que es especial y no sé qué le puedo regalar, pues al parecer su buena suerte le ha dado buenos dotes de Adonis, quiero ser la persona más dulce con él y decirle que lo superficial no le va a nadie.
Puedo otorgarle el corazón pero sería lo más estúpido pues al parecer lo tiene todo y no tardara en usar mi cuerpo como un templo de placer, puedo regalarle mis noches de pensamientos pero eso sería perder mi tiempo, pensar en alguien que apenas nota mi presencia es la peor forma de acabar lentamente con mis minutos valiosos.
Tomaré todo mi valor, le mirare con toda el alma, y le diré que no necesito su corazón, pues yo tengo el mío, su regalo será el silencio, el tiempo que le dedique y me destruyo, esperando a que llenara lo que yo esperaba, tomará mi mano para después sentir que está perdiendo algo y ese será el mejor regalo, saber que nadie lo tiene todo pues el día que alguien de verdad lo tiene, ese día ya no tendrá como hogar su propia piel.
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